Desde este jueves, los cinéfilos podrán ver la nueva película de uno de los mejores directores de la nueva generación: Sam Mendes. El responsable de producciones como Belleza Americana y Skyfall vuelve con un lanzamiento a la pantalla grande titulado Empire of Light. Olivia Colman es la principal protagonista de esta historia.

En Empire of Light el foco está puesto en Hilary, una mujer con problemas de salud mental que atraviesa un difícil momento de reajuste químico a través de su medicación, mientras regresa al cine en el que trabaja. Allí, la monotonía de sus días cambiará cuando se cruce con Henry, un joven hijo de inmigrantes que sueña con estudiar arquitectura en una Inglaterra atravesada por el racismo.

Una de las protagonistas de esta película es Tanya Moodie. La actriz le da vida a Delia, la madre de Henry, en un relato que plantea el diálogo tanto del poder sanador de las películas como así también en la importancia de la conexión con otras personas. “Fue hermoso, los sets eran tan soñados, soñados, simplemente perfectos”, señaló la actriz.

¿Cuál dirías que es la temática central en esta película?

Diría que tiene que ver con establecer conexiones humanas más allá de los obstáculos y desafíos que puede interferir. Tenemos la relación central del personaje de Olivia Colman, Hilary, y el de Micheal Ward, Stephen, los dos tienen sus obstáculos individuales para establecer una conexión, no solo entre ellos, sino también con el entorno y la gente que los rodea. Hilary tiene problemas con su salud mental, que en los 80 no se hablaba mucho, no teníamos un diálogo sobre lo que estaba atravesando, no teníamos un diálogo sobre el tratamiento de esto y estas cosas tenían un grado de vergüenza muy marcado que hoy en día. Cuando la vemos al comienzo del film la vemos saliendo de un momento muy malo, con su medicación ajustada y con más calma en términos de su lucha. Pero todavía se siente muy desconectada de su comunidad, de la comunidad donde vive, principalmente en el cine donde trabaja. Luego conoce a mi hijo, Stephen, el personaje de Micheal Ward, y sus problemas son distintos, son externos, tienen que ver con el ambiente sociopolítico de la época de Inglaterra en los 80. Estamos en un pueblo costero, mi hijo Stephen es la primera generación de británicos, yo soy una inmigrante de las Indias Orientales, trabajo como enfermera. Si el espectador googlea un poco podrán ver el tipo de cosas que pasaban en Reino Unido en ese entonces. Mi hijo quiere empezar a estudiar arquitectura en la universidad, no puede ingresar y es enviado de regreso y tiene que encontrar un trabajo en el pueblo. Eso es lo que encuentra en el cine y ahí es donde conoce a Hilary, el personaje de Olivia. Más allá de estas cosas, estos obstáculos que tienen, que los aisla a su manera, esa dinámica los reúne y hace que se encuentren.

¿Cómo es trabajar con Sam Mendes?

Conocí a Sam (Mendes) hace cerca de 25 años porque los dos trabajábamos en el teatro. Yo estaba con la Royal Shakespeare Company como una actriz de esa compañía, él era un director que estaba al final de la lista de los trabajadores de la compañía, hice una obra y vino a verla y luego conversamos. Nos adelantamos a estos años más tarde y se sintió... Para mí se sintió muy familiar trabajar con alguien que tiene una experiencia similar. Obviamente, él lo hizo a través de la dirección, ese costado del arte, y el mío es la parte actoral, donde fingimos.  Se sintió muy familiar el entorno. La primera vez que nos reunimos con el resto del elenco y Sam, sentados en una mesa leyendo el guion, ensayando... Todo eso se parecía a mi experiencia de todos los años que pasé haciendo teatro. Eso fue maravilloso.

¿Crees que la situación con el racismo cambió en comparación con esos años?

Cambió de forma dramática. Estoy muy feliz de decir que en ese sentido tenemos una sociedad mucho más unida. Las experiencias de la gente joven... Respetan ese pasado, su etnia. El foco no está puesto en eso de esa forma, en el sentido... Estoy hablando de forma muy general, ¿sí? Porque puede haber alguien viendo esto que diga: "Ese no es mi caso. Estoy completamente dejado de lado, aislado" o lo que sea. Hablo completamente en general. Si ves al Reino Unido de los 80 y lo comparas con el de ahora, es algo completamente diferente. Particularmente en Londres, no quiero ser Londres-centrista, pero por tantos años Londres ha sido como siempre fue, con gente entrando y saliendo, una y otra vez, de todas partes del mundo. Así es la naturaleza de este lugar.

¿Sientes nostalgia al ver una película así y ser parte de ella, ingresando a sets que te trasladan a otra época del cine?

Amo poder ver una película en mi casa y controlar esa experiencia. Cualquier nostalgia que pueda sentir tiene que ver con cuando era más chica, cuando era un evento. Los estrenos eran un evento. Ir al cine, era un evento. Hablar de eso después era un gran evento. Recuerdo ir a ver Star Wars, la de El imperio contraataca, recuerdo ir al colegio que siempre estaba esa chica que las veía antes que los demás. Era siempre así, el primero en ir. Recuerdo como ella anunciaba que Darth Vader era el padre de Luke. Recuerdo estar tan enojada. Siento que está bien decir esto ahora, que hay muy poca gente que no sabe eso, muy poca gente que no la vio. Pero, estaba tan enojada. Estas cosas realmente importaban. Ahora es muy difícil evitar los spoilers, porque están por todos lados, ¿no? Ahora salen los artículos que dicen: "Este artículo tiene spoilers". Gracias a Dios

+El pasado que la une a Olivia Colman

Para Tanya Moodie hubo muchas caras conocidas en el rodaje de Empire of Light. No solo fue la de Sam Mendes, a quien conocía del teatro de Londres, sino también gracias a su vínculo con Olivia Colman. Según contó, las dos vivían en el mismo vecindario y se veían a menudo. Además, tenían hijos de la misma edad que las ayudaron a conectar entre ellas. Todo esto hizo que, al tener que compartir escenas con la actriz ganadora del Oscar por La Favorita fueran “muy fáciles”.