La segunda temporada de Acapulco, serie de Apple TV, nos muestra la evolución de Máximo (Enrique Arrizon) en su juventud. También nos narra el retorno de Máximo adulto (Eugenio Derbez) al lugar que amó y que quiere mostrarle a su pequeño hijo para acercarlo a sus raíces.

Pero el camino del joven Máximo no es tan sencillo ante las vicisitudes que se le presentan en el ámbito laboral dentro de Las Colinas, en el plano amoroso con Isabel (Gabriela Milla) y principalmente en el rubro familiar con su madre Nora (Vanessa Bauche) y su hermana Sara (Regina Reynoso). 

En el marco de ese camino del personaje pueden apreciarse temáticas como la atención en el núcleo familiar y la amistad. Para hablar de eso, así como de la decisión de hacer capítulos de breve duración, el director Austin Winsberg aceptó la entrevista con Spoiler. 

Entrevista con Austin Winsberg, director de Acapulco

Uno de los temas que aborda la segunda temporada es la familia, sobre todo con la figura de Máximo, tanto en su juventud como en su vida adulta. ¿Cuál fue el valor que se le quiso dar en el guion?

En el caso concreto de Máximo, la familia es fundamental para él. Hay un valor especial con su personaje porque él ama a los suyos y especialmente porque él asume la responsabilidad de su mamá y su hermana. Tras la ausencia del padre, él se adjudica ese compromiso con ellas para sacarlas adelante y debe lidiar con los problemas que cada una enfrenta (el rechazo de una mamá religiosa hacia la homosexualidad de su hija). Máximo también siente culpa y tiene sentimientos encontrados porque no quiere fallarles mientras desea hacer su propia vida.

En contraste vemos a la familia de Isabel, que es una familia grande, unida, y que tienen amor por su restaurante. Pero es un formato familiar que le agrada a Máximo y lo recibe bien. Estos contrastes que él tiene definen en cierta medida la visión de familia que tendrá a futuro.

Otro aspecto que maneja con claridad Acapulco en su segunda temporada es la amistad. ¿Por qué dársele peso a este detalle? 

Creo que la amistad es muy importante en todo momento y en una infinidad de veces. Los amigos son la familia que uno elige, que uno crea, y está contigo tanto en las buenas como en las malas. Máximo y Memo, por ejemplo, son grandes amigos que han de trascender este vínculo por el resto de sus días.

Era interesante para esta serie incluir el tema de la amistad porque la propia historia y sus personajes lo demandan. No todo tiene que mostrar una enemistad o apatía entre algunos integrantes de la trama. Por el contrario, Chad o Héctor también son personajes que se prestan a ser amistosos. Más bien, los conflictos pueden ser de otra naturaleza. Estos conflictos pueden propiciar la construcción de lazos o intervenciones como las que pueden darse en la vida real.

En mi opinión, una de las cualidades que posee la serie es la duración que tienen los episodios. Son capítulos breves no mayores de 30 minutos. ¿Qué tan fácil o difícil es trabajar para esa duración?

Es un formato que me agrada porque trabajas con ideas específicas, muy concretas. Claro, eso implica ser más riguroso y perfeccionista con el contenido. Pero eso genera la ventaja de que entregas un producto y un show de gran nivel. Por otra parte, al público le ofreces un entretenimiento digerible, ameno y breve que le resulta una grata experiencia. 

¿Qué fue para ti como director trabajar con talento mexicano como Damián Alcázar, Vanessa Bauche, Eugenio Derbez? 

Estoy fascinado, fascinado. Me siento afortunado de haber encontrado al reparto mexicano de Acapulco porque era indispensable que hablaran español e inglés y además tuvieran experiencia con la comedia y el drama. Cada uno de ellos fue maravilloso y me hizo conectar de inmediato con su trabajo. Fue gratificante que se acoplaran bastante bien con otros miembros del elenco que provienen de distintos países y son más jóvenes. Realmente estoy encantado con el profesionalismo en todo momento.